Estados Unidos y el patrocinio al terrorismo

Los Estados Unidos de América en diversas ocasiones en la historia contemporánea proporcionaron apoyo a organizaciones paramilitares y terroristas alrededor del mundo. También ha brindado asistencia a numerosos regímenes autoritarios que han usado el terror como herramienta de represión.[1]​[2]​ El apoyo de Estados Unidos a terroristas no estatales ha sido notable en América Latina, el Medio Oriente y África del Sur.[1]​ De 1981 a 1991, proveyó de armas, entrenamiento y un importante apoyo financiero y logístico a los Contras en Nicaragua, quienes usaron tácticas de terror en su lucha contra el gobierno.[3]​ Así mismo en varios momentos los Estados Unidos proporcionaron entrenamiento, armas y fondos a terroristas entre los cubanos exiliados, tales como Orlando Bosch Ávila y Luis Posada Carriles. Diversas razones han sido proporcionadas para justificar tal apoyo. Estas incluyen desestabilizar movimientos políticos que pudieran tener lazos con la Unión Soviética durante la Guerra Fría, incluyendo movimientos populares democráticos y socialistas.[4]​ Tal apoyo ha formado parte también de la guerra contra las drogas.[2]​ Asimismo estaba orientado a asegurar un entorno propicio para los intereses corporativos estadounidenses en el extranjero, especialmente cuando estos intereses se vieron amenazados por regímenes democráticos.[4]​[5]​


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